ENTREVISTA: Antonio Henares y sus viajes solidarios
Posted on 11/15/2009 by Ana de Quinto
Hay múltiples formas de viajar y con múltiples fines, los viajes solidarios son otra forma de ver el mundo ayudando a los que más lo necesitan. Entrevistamos a Antonio Henares Iranzo, director de la iniciativa Biciaventura Solidaria que hoy ve consolidado su proyecto y consigue ayudar a miles de personas de todo el mundo viajando con su bicicleta. Biciaventura nació hace siete años de la mano de un grupo de aventureros apasionados de las bicicletas, con el fin de disfrutar del medio ambiente y de ayudar a reducir los desajustes sociales que hay por todo el mundo. Gracias a esta iniciativa, se han llevado a cabo proyectos solidarios por toda Europa, Asia y África, como construir pozos de agua, crear un centro para acoger a los niños de Camboya que están en la calle, o la creación de un centro escuela en Nepal.
¿Qué es para ti un viaje solidario?
Para mi un viaje solidario es salir fuera de casa, intentar ayudar a los demás y dar parte de ti a los que más lo necesitan. Eso es la base de un viaje solidario.
¿En qué consiste el proyecto de Biciaventura Solidaria?
Biciaventura nació hace 7 años, en un principio eran viajes solamente de aventura, recorrer Europa u Oriente medio en bicicleta llevando papeles a los líderes de los países donde pasábamos. Pero llegó un momento en que decidimos pasar de las palabras a los hechos y cuando viajamos por Pakistán, India y Nepal vimos que hacía falta un algo más. Comenzamos colaborando con un hospital de mujeres quemadas y ya aprovechamos para llevar recursos para fundar el primer hogar escuela en Baseri en el Everest.
¿Cómo surgió la idea?
Yo cierto día había hecho el Camino de Santiago, que creo que es un viaje de obligado cumplimiento para toda la gente. Sobretodo para ir rompiendo un poco la miopía de proximidad que tenemos la mayoría de estar siempre en el lugar donde vivimos. Es básico viajar. Después del Camino de Santiago, quería hacer algo más, y proyecté el irme de Toledo a Roma con la bici. Recuperé mediante libros una ruta del siglo XV “La ruta de los emisarios imperiales” y me fui a Roma, allí me recibió Juan Pablo II. Es curioso como lo hice, cómo empecé a montar este proyecto porque yo quería que me recibiera el Papa y era difícil, pero también necesitaba recursos y un motivo para que me recibiera. Entonces estuve hablando con el corregidor de Toledo, el alcalde, con el rey de España y con el cardenal primero y me dieron unas misivas, para ir como emisario imperial. Estuve hablando con Monteiro de Castro, nuncio de su Santidad, y le dije que tenía todas estas cartas y que si me podía recibir el Papa, y me cuadró todo. Luego tuve que hacer lo mismo con la prensa y los esponsor. Les dije que tenía una rueda de prensa en la que iba a haber muchos medios de comunicación y que necesitaba esponsor, todo cuadró y ese fue el primer viaje. Y a raíz de ahí creciendo más y más sitios. Me lo pasé tan bien en este viaje que pensé que lo que no se podía hacer era vivirlo uno solo. Cuando una cosa es bonita y te lo pasas bien lo suyo es compartirlo. Y bueno, cada año se ha ido uniendo más y más gente hasta se ha creado un proyecto sólido.
¿De dónde viene la financiación?
La financiación es todo a través de esponsor. Por una parte tenemos la financiación solidaria, nosotros buscamos un proyecto que cubrir cada año. Para los proyectos no buscamos a ONG´s, buscamos a pequeñas organizaciones o misioneros españoles que estén por el mundo, no por nada, sino porque nosotros tampoco podemos sacar muchos recursos, somos gente que tenemos nuestro trabajo y que nuestros recursos son limitados. A estos misioneros les preguntamos cuáles son sus necesidades en la zona donde trabajan, que son zonas por las que nosotros vamos a pasar y durante todo un año buscamos esos recursos que necesitan, es decir, buscamos el dinero para cubrir el proyecto que ellos quieren realizar. ¿Qué hacemos? Enviamos el 50% del dinero que ellos nos piden por adelantado, luego con nuestras bicicletas solidarias vamos y comprobamos que el proyecto lo han llevado a cabo con mano de obra del país por donde vamos a pasar, es decir, que buscamos también la economía sostenible. Cuando el proyecto está construido automáticamente hacemos el ingreso del otro 50%. Nosotros no podemos tocar ese dinero, el dinero entra de los esponsor directamente a un fiscalista que guarda el dinero en una cuenta bancaria y nosotros lo entregamos. ¿Cómo pagamos nuestros viajes? Por una parte tenemos esponor que quieren que probemos materiales. Por ejemplo, nosotros estamos desarrollando para una firma americana bicicletas, hay otra empresa alemana que quiere que desarrollemos las alforjas para viajar en bicicleta y hay una conocida firma de ropa en España, Coronel Tapioca, a la que nosotros desarrollamos la ropa técnica, y así nos van dando todo el material. Lo único que tenemos caro es el billete de avión, y nosotros cambiamos billetes de avión por impactos en medios, con lo que el viaje también nos sale gratis. Para financiar nuestra comida y el dormir vamos de peregrinos, comiendo lo que encontramos por el camino y durmiendo donde haya un techo. Con lo cual un viaje nuestro, 21 días, por cualquier parte del mundo no nos suele costar más de 100 o 150 euros por persona.
¿Cuáles son las tareas que lleváis a cabo en los países donde vais?
Nuestras tareas son dar pedales, al amanecer cogemos nuestras bicicletas y cada día hacemos entre 8 y 10 horas de pedaleo, venimos haciendo en torno a 140 kilómetros diarios de bicicleta. Eso sí, en plan paseo, cada hora paramos, nos juntamos con la gente, paramos a almorzar, a charlar, a conocer a los alcaldes y a la gente de los pueblos, sobretodo donde paramos a dormir. Imaginaos en un país del tercer mundo, un grupo de 10 o 15 personas vestidas como astronautas, con los trajes de ciclistas de colorines y unas bicicletas que ellos jamás han visto pasar por ahí. Eso es lo que hace hablar a las personas de la zona, se va corriendo la voz de que va un grupo de ciclistas y la gente sale a recibirnos a nuestro paso. En el sitio donde vamos a dormir o donde paramos a comer, somos una verdadera fiesta. El trabajo a realizar durante el día en bici es muy bonito, pero cuando llega la tarde, la bicicleta hay que repararla, limpiarla, hay que lavar la ropa, buscar un sitio donde dormir, hacer la cena, osea buscar un sitio donde lavarte, si lo hay, también hay que potabilizar agua. Aquí es cuando empieza un poco el día a día. La bicicleta es lo bonito, el paisaje, ir viendo cosas nuevas, charlar con los compañeros. Lo que nos mina cada día es el comer mal, el no poder descansar como uno quiere y cada día te van pesando los kilómetros. Cuando llegamos al sitio donde vamos a hacer la ayuda solidaria tenemos un par de días. Allí comprobamos que todo está hecho, hacemos la inauguración y compartimos dos días con el misionero y con la población ayudando. No permitimos que seamos nosotros el motivo de la fiesta, hay una cena o algo un poco más especial, pero nosotros vamos dos días básicamente a ayudar. Si hay que plantar hay que plantar, si hay que sembrar, lavar o si hay que cuidar. Yo recordaré siempre el cuidar a mujeres quemadas en la India, tener que quitarles la piel, tener que darles Betadine, y que alguna de ellas se te muriera en los brazos. Es todo muy divertido, pero hay momentos duros también en estos viajes.
¿Cómo elegís los países donde vais a realizar un proyecto?
La forma de elegir los países en un principio era ir dando la vuelta al mundo. Recorrimos primero toda Europa, Oriente medio y después continuamos por Asia. Parte del equipo que viene son personas mayores, hay gente prejubilada, que me comentó que les quedaban pocos años para seguir dando pedales y que querían pasar por todos los continentes. Por ello, vamos saltando de continente, nos falta en Asia China y Mongolia, y ahora hemos ido a África, sobretodo al África negra. Buscamos donde haya más necesidad y nos van dirigiendo un poco los misioneros españoles, los indicándonos dónde hay más necesidad. Dentro de un par de años iremos a América para que toda la gente que hace Biciaventura hoy día pueda pasar por todos los continentes.
Háblanos de la siguiente ruta ¿La estáis preparando ya?
Sí, estamos definiendo la ruta del 2010. Lo importante que son los países ya los tenemos, vamos a ir a Namibia, Botsuana, Zimbabwe y Zambia. En Zambia hay bastantes problemas ahora mismo y casi una guerra civil encubierta ahí dentro. Ahora estamos definiendo cuál va a ser el proyecto solidario, tenemos encima de la mesa tres proyectos, tenemos que ver cuál es el que nosotros podemos abordar. Una vez que tengamos elegido el proyecto, tenemos que abordar mediante los esponsor los recursos para cubrirlo. Y por último ver que otra parte del equipo quiere venir y qué gente se quiere apuntar a acompañarnos.
¿Cuándo hacéis las rutas?
Las rutas las hacemos en invierno, en verano no las hacemos porque para nosotros hay más dificultades para encontrar billetes de avión que nos puedan financiar. Nosotros nos vamos dos semanas antes de Semana Santa que es cuando menos viaja la gente y así juntamos 21 días, como no vivimos de esto, procuramos que no nos cuente todas las vacaciones. Aprovechamos a viajar de manera que no tengamos dificultades en encontrar esponsor y procurando tener también otro tiempo de vacaciones y de ocio durante el verano.
¿Qué tipo de preparativos hay que hacer antes de cada viaje?
En este tipo de viajes más que una preparación física es más psícológica. Es un viaje que está más en la cabeza que en las piernas. Evidentemente, es obvio que hay que hacer deporte, mantenerse en forma y tener una preparación física en bicicleta. Por lo menos los dos o tres últimos meses hay que bajar de peso y hacer deporte continuado con la bicicleta. Lo que sí es importante es prepararse para lo que vas a ver, para lo poco que vas a descansar y lo poco que vas a comer, ese es el preparativo más importante. Pero todo con ilusión se lleva a cabo, esto es dejarte llevar por el corazón y poner una pizca de razón y eso es todo, corazón y hacia delante.
¿Qué perfil tiene la gente que se anima a participar?
El perfil de la gente es aventurero. Yo creo que todos los que vamos estamos un poco locos (risas). Es gente que siempre ha tenido sueños, con iniciativa y que quiere vivir, conocer algo distinto, gente que quiere ayudar… El perfil que tenemos es ese, es gente con ganas de viajar, gente aventurera, que les encanta el deporte. Además si a todo esto le pones el paraguas de la solidaridad y el medio ambiente, le das ese toque especial al viajar.
¿Cuántos soléis ir en el grupo?
Cuando más gente hemos sido, hemos sido 15 personas. El año pasado como era una zona bastante complicada, Uganda, Ruanda, la frontera con el Congo, Burundi y Tanzania, fuimos solamente 10 personas. Por la frontera por la que pasamos del Congo estaban en guerra en ese momento, y en Burundi había terminado la guerra civil pero estaba la guerrilla haciendo de las suyas, de hecho allí nos secuestraron. Lo primero que se le dice a la gente son los problemas que se pueden encontrar y les informamos para que sepan muy bien a dónde vamos a ir. El año pasdo se cayeron 5 del cartel y fuimos 10. Pero todos hemos vuelto ¿eh? (risas).
¿Quién te ha sorprendido más cuando te ha dicho que se iba contigo en una de tus aventuras?
La persona que más me sorprendió fue una periodista del Canal sur. Me hizo una entrevista con motivo del viaje que iba a hacer de Toledo a Roma. Cuando terminamos la entrevista, dijo detrás de mi que era un fantasma y que no iba a llegar nunca a Roma ni iba a ver al Papa, como la escuché, me acerqué a ella y la dije que no sólo iba a llegar sino que en algún viaje ella me acompañaría. Y efectivamente, esta chica se vino conmigo y se cruzó Laos, Tailandia, Camboya y Vietnam. Ahora es una de las más acérrimas seguidoras del grupo y no se pierde un viaje de ninguna de las maneras.
Claro, una vez vivida la experiencia…
Todo el mundo repite, menos cuando por circunstancias de la vida se ha tenido que ir a vivir fuera, o por circunstancias laborales… Con nosotros viene gente con 29 años, 28 años el más joven que ha venido, y gente con 62. La gente de 62 realmente son los más preparados. Son los que más aguantan conforme van pasando los días y aunque parezca mentira los que más serenos están. La gente joven al principio es más el ímpetu, las ganas, el recorrer, el no hace falta comer y así aprovechamos el viaje y adelgazamos… Y al final nos faltan fuerzas.
¿Cómo harías para que se animara la gente a participar en tu proyecto?
Hay muchas formas de divertirse y creo que la diversión esta desde hacer botellón, hasta ir a bailar, pero lo que no puede dejar de hacer un ser humano es de viajar. Creo que eso es básico, y para viajar no hace falta ser rico, yo viajo sin nada. Es fundamental viajar por España, hacer el Camino de Santiago, salir al extranjero y perder esa miopía de proximidad, ver a los que te rodean… hay que viajar siempre. Si viajas y le das ese toque de aventura, por ejemplo, ir en un tren por la India o un por Egipto, vale 10 o 15 pesetas viajando en un vagón de tercera, el comer no te cuesta más de 30 pesetas, y es fantástico. Hay que salir y viajar, yo lo recomiendo, que vean el mundo. El mundo es algo especial y algo bonito es el viajar y si haces deporte, encima te mantienes en forma ¿qué más vas a pedir? Ese es un poco el mensaje que yo quiero mandar, que la gente viaje, es básico y si viajas ayudando a los demás se convierte en algo especial.
¿Qué es para ti un viaje solidario?
Para mi un viaje solidario es salir fuera de casa, intentar ayudar a los demás y dar parte de ti a los que más lo necesitan. Eso es la base de un viaje solidario.
¿En qué consiste el proyecto de Biciaventura Solidaria?
Biciaventura nació hace 7 años, en un principio eran viajes solamente de aventura, recorrer Europa u Oriente medio en bicicleta llevando papeles a los líderes de los países donde pasábamos. Pero llegó un momento en que decidimos pasar de las palabras a los hechos y cuando viajamos por Pakistán, India y Nepal vimos que hacía falta un algo más. Comenzamos colaborando con un hospital de mujeres quemadas y ya aprovechamos para llevar recursos para fundar el primer hogar escuela en Baseri en el Everest.
¿Cómo surgió la idea?
Yo cierto día había hecho el Camino de Santiago, que creo que es un viaje de obligado cumplimiento para toda la gente. Sobretodo para ir rompiendo un poco la miopía de proximidad que tenemos la mayoría de estar siempre en el lugar donde vivimos. Es básico viajar. Después del Camino de Santiago, quería hacer algo más, y proyecté el irme de Toledo a Roma con la bici. Recuperé mediante libros una ruta del siglo XV “La ruta de los emisarios imperiales” y me fui a Roma, allí me recibió Juan Pablo II. Es curioso como lo hice, cómo empecé a montar este proyecto porque yo quería que me recibiera el Papa y era difícil, pero también necesitaba recursos y un motivo para que me recibiera. Entonces estuve hablando con el corregidor de Toledo, el alcalde, con el rey de España y con el cardenal primero y me dieron unas misivas, para ir como emisario imperial. Estuve hablando con Monteiro de Castro, nuncio de su Santidad, y le dije que tenía todas estas cartas y que si me podía recibir el Papa, y me cuadró todo. Luego tuve que hacer lo mismo con la prensa y los esponsor. Les dije que tenía una rueda de prensa en la que iba a haber muchos medios de comunicación y que necesitaba esponsor, todo cuadró y ese fue el primer viaje. Y a raíz de ahí creciendo más y más sitios. Me lo pasé tan bien en este viaje que pensé que lo que no se podía hacer era vivirlo uno solo. Cuando una cosa es bonita y te lo pasas bien lo suyo es compartirlo. Y bueno, cada año se ha ido uniendo más y más gente hasta se ha creado un proyecto sólido.
¿De dónde viene la financiación?
La financiación es todo a través de esponsor. Por una parte tenemos la financiación solidaria, nosotros buscamos un proyecto que cubrir cada año. Para los proyectos no buscamos a ONG´s, buscamos a pequeñas organizaciones o misioneros españoles que estén por el mundo, no por nada, sino porque nosotros tampoco podemos sacar muchos recursos, somos gente que tenemos nuestro trabajo y que nuestros recursos son limitados. A estos misioneros les preguntamos cuáles son sus necesidades en la zona donde trabajan, que son zonas por las que nosotros vamos a pasar y durante todo un año buscamos esos recursos que necesitan, es decir, buscamos el dinero para cubrir el proyecto que ellos quieren realizar. ¿Qué hacemos? Enviamos el 50% del dinero que ellos nos piden por adelantado, luego con nuestras bicicletas solidarias vamos y comprobamos que el proyecto lo han llevado a cabo con mano de obra del país por donde vamos a pasar, es decir, que buscamos también la economía sostenible. Cuando el proyecto está construido automáticamente hacemos el ingreso del otro 50%. Nosotros no podemos tocar ese dinero, el dinero entra de los esponsor directamente a un fiscalista que guarda el dinero en una cuenta bancaria y nosotros lo entregamos. ¿Cómo pagamos nuestros viajes? Por una parte tenemos esponor que quieren que probemos materiales. Por ejemplo, nosotros estamos desarrollando para una firma americana bicicletas, hay otra empresa alemana que quiere que desarrollemos las alforjas para viajar en bicicleta y hay una conocida firma de ropa en España, Coronel Tapioca, a la que nosotros desarrollamos la ropa técnica, y así nos van dando todo el material. Lo único que tenemos caro es el billete de avión, y nosotros cambiamos billetes de avión por impactos en medios, con lo que el viaje también nos sale gratis. Para financiar nuestra comida y el dormir vamos de peregrinos, comiendo lo que encontramos por el camino y durmiendo donde haya un techo. Con lo cual un viaje nuestro, 21 días, por cualquier parte del mundo no nos suele costar más de 100 o 150 euros por persona.
¿Cuáles son las tareas que lleváis a cabo en los países donde vais?
Nuestras tareas son dar pedales, al amanecer cogemos nuestras bicicletas y cada día hacemos entre 8 y 10 horas de pedaleo, venimos haciendo en torno a 140 kilómetros diarios de bicicleta. Eso sí, en plan paseo, cada hora paramos, nos juntamos con la gente, paramos a almorzar, a charlar, a conocer a los alcaldes y a la gente de los pueblos, sobretodo donde paramos a dormir. Imaginaos en un país del tercer mundo, un grupo de 10 o 15 personas vestidas como astronautas, con los trajes de ciclistas de colorines y unas bicicletas que ellos jamás han visto pasar por ahí. Eso es lo que hace hablar a las personas de la zona, se va corriendo la voz de que va un grupo de ciclistas y la gente sale a recibirnos a nuestro paso. En el sitio donde vamos a dormir o donde paramos a comer, somos una verdadera fiesta. El trabajo a realizar durante el día en bici es muy bonito, pero cuando llega la tarde, la bicicleta hay que repararla, limpiarla, hay que lavar la ropa, buscar un sitio donde dormir, hacer la cena, osea buscar un sitio donde lavarte, si lo hay, también hay que potabilizar agua. Aquí es cuando empieza un poco el día a día. La bicicleta es lo bonito, el paisaje, ir viendo cosas nuevas, charlar con los compañeros. Lo que nos mina cada día es el comer mal, el no poder descansar como uno quiere y cada día te van pesando los kilómetros. Cuando llegamos al sitio donde vamos a hacer la ayuda solidaria tenemos un par de días. Allí comprobamos que todo está hecho, hacemos la inauguración y compartimos dos días con el misionero y con la población ayudando. No permitimos que seamos nosotros el motivo de la fiesta, hay una cena o algo un poco más especial, pero nosotros vamos dos días básicamente a ayudar. Si hay que plantar hay que plantar, si hay que sembrar, lavar o si hay que cuidar. Yo recordaré siempre el cuidar a mujeres quemadas en la India, tener que quitarles la piel, tener que darles Betadine, y que alguna de ellas se te muriera en los brazos. Es todo muy divertido, pero hay momentos duros también en estos viajes.
¿Cómo elegís los países donde vais a realizar un proyecto?
La forma de elegir los países en un principio era ir dando la vuelta al mundo. Recorrimos primero toda Europa, Oriente medio y después continuamos por Asia. Parte del equipo que viene son personas mayores, hay gente prejubilada, que me comentó que les quedaban pocos años para seguir dando pedales y que querían pasar por todos los continentes. Por ello, vamos saltando de continente, nos falta en Asia China y Mongolia, y ahora hemos ido a África, sobretodo al África negra. Buscamos donde haya más necesidad y nos van dirigiendo un poco los misioneros españoles, los indicándonos dónde hay más necesidad. Dentro de un par de años iremos a América para que toda la gente que hace Biciaventura hoy día pueda pasar por todos los continentes.
Háblanos de la siguiente ruta ¿La estáis preparando ya?
Sí, estamos definiendo la ruta del 2010. Lo importante que son los países ya los tenemos, vamos a ir a Namibia, Botsuana, Zimbabwe y Zambia. En Zambia hay bastantes problemas ahora mismo y casi una guerra civil encubierta ahí dentro. Ahora estamos definiendo cuál va a ser el proyecto solidario, tenemos encima de la mesa tres proyectos, tenemos que ver cuál es el que nosotros podemos abordar. Una vez que tengamos elegido el proyecto, tenemos que abordar mediante los esponsor los recursos para cubrirlo. Y por último ver que otra parte del equipo quiere venir y qué gente se quiere apuntar a acompañarnos.
¿Cuándo hacéis las rutas?
Las rutas las hacemos en invierno, en verano no las hacemos porque para nosotros hay más dificultades para encontrar billetes de avión que nos puedan financiar. Nosotros nos vamos dos semanas antes de Semana Santa que es cuando menos viaja la gente y así juntamos 21 días, como no vivimos de esto, procuramos que no nos cuente todas las vacaciones. Aprovechamos a viajar de manera que no tengamos dificultades en encontrar esponsor y procurando tener también otro tiempo de vacaciones y de ocio durante el verano.
¿Qué tipo de preparativos hay que hacer antes de cada viaje?
En este tipo de viajes más que una preparación física es más psícológica. Es un viaje que está más en la cabeza que en las piernas. Evidentemente, es obvio que hay que hacer deporte, mantenerse en forma y tener una preparación física en bicicleta. Por lo menos los dos o tres últimos meses hay que bajar de peso y hacer deporte continuado con la bicicleta. Lo que sí es importante es prepararse para lo que vas a ver, para lo poco que vas a descansar y lo poco que vas a comer, ese es el preparativo más importante. Pero todo con ilusión se lleva a cabo, esto es dejarte llevar por el corazón y poner una pizca de razón y eso es todo, corazón y hacia delante.
¿Qué perfil tiene la gente que se anima a participar?
El perfil de la gente es aventurero. Yo creo que todos los que vamos estamos un poco locos (risas). Es gente que siempre ha tenido sueños, con iniciativa y que quiere vivir, conocer algo distinto, gente que quiere ayudar… El perfil que tenemos es ese, es gente con ganas de viajar, gente aventurera, que les encanta el deporte. Además si a todo esto le pones el paraguas de la solidaridad y el medio ambiente, le das ese toque especial al viajar.
¿Cuántos soléis ir en el grupo?
Cuando más gente hemos sido, hemos sido 15 personas. El año pasado como era una zona bastante complicada, Uganda, Ruanda, la frontera con el Congo, Burundi y Tanzania, fuimos solamente 10 personas. Por la frontera por la que pasamos del Congo estaban en guerra en ese momento, y en Burundi había terminado la guerra civil pero estaba la guerrilla haciendo de las suyas, de hecho allí nos secuestraron. Lo primero que se le dice a la gente son los problemas que se pueden encontrar y les informamos para que sepan muy bien a dónde vamos a ir. El año pasdo se cayeron 5 del cartel y fuimos 10. Pero todos hemos vuelto ¿eh? (risas).
¿Quién te ha sorprendido más cuando te ha dicho que se iba contigo en una de tus aventuras?
La persona que más me sorprendió fue una periodista del Canal sur. Me hizo una entrevista con motivo del viaje que iba a hacer de Toledo a Roma. Cuando terminamos la entrevista, dijo detrás de mi que era un fantasma y que no iba a llegar nunca a Roma ni iba a ver al Papa, como la escuché, me acerqué a ella y la dije que no sólo iba a llegar sino que en algún viaje ella me acompañaría. Y efectivamente, esta chica se vino conmigo y se cruzó Laos, Tailandia, Camboya y Vietnam. Ahora es una de las más acérrimas seguidoras del grupo y no se pierde un viaje de ninguna de las maneras.
Claro, una vez vivida la experiencia…
Todo el mundo repite, menos cuando por circunstancias de la vida se ha tenido que ir a vivir fuera, o por circunstancias laborales… Con nosotros viene gente con 29 años, 28 años el más joven que ha venido, y gente con 62. La gente de 62 realmente son los más preparados. Son los que más aguantan conforme van pasando los días y aunque parezca mentira los que más serenos están. La gente joven al principio es más el ímpetu, las ganas, el recorrer, el no hace falta comer y así aprovechamos el viaje y adelgazamos… Y al final nos faltan fuerzas.
¿Cómo harías para que se animara la gente a participar en tu proyecto?
Hay muchas formas de divertirse y creo que la diversión esta desde hacer botellón, hasta ir a bailar, pero lo que no puede dejar de hacer un ser humano es de viajar. Creo que eso es básico, y para viajar no hace falta ser rico, yo viajo sin nada. Es fundamental viajar por España, hacer el Camino de Santiago, salir al extranjero y perder esa miopía de proximidad, ver a los que te rodean… hay que viajar siempre. Si viajas y le das ese toque de aventura, por ejemplo, ir en un tren por la India o un por Egipto, vale 10 o 15 pesetas viajando en un vagón de tercera, el comer no te cuesta más de 30 pesetas, y es fantástico. Hay que salir y viajar, yo lo recomiendo, que vean el mundo. El mundo es algo especial y algo bonito es el viajar y si haces deporte, encima te mantienes en forma ¿qué más vas a pedir? Ese es un poco el mensaje que yo quiero mandar, que la gente viaje, es básico y si viajas ayudando a los demás se convierte en algo especial.
j
j
Si no quieres leer la noticia, tambien puedes escucharla aquí:
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No Response to "ENTREVISTA: Antonio Henares y sus viajes solidarios"
Leave A Reply